LA CATEDRAL DE LEÓN

 

 

Gablete de la catedral de León

 

 

En lo que hoy son los límites del casco viejo leonés y en el centro de una gran explanada que, en tiempos romanos, fueron termas, posteriormente iglesia visigótica y, después, el palacio de Ordoño II, se alza la fábrica gótica de la catedral de León; una obra maestra inspirada en las grandes catedrales del norte de Francia.

 

Ordoño II cedió su palacio para que se construyera la primera catedral leonesa, en estilo románico, de la que se han descubierto algunos restos en el claustro del templo.

 

 

 

 

Fachada principal de la catedral

 

 

 

 

La actual catedral, en el más puro estilo gótico, se empezó a construir a finales del siglo XII, cuando reinaba Alfonso XI y era obispo de León Manrique de Lara; la muerte de este último paralizó las obras durante casi medio siglo.

El obispo Martín Fernández, hacia el año 1255, reanuda las obras interrumpidas y, gracias a diversas donaciones, exenciones y bulas consigue acelerar la construcción del templo que, en el año 1288, cuando muere el obispo, ya está abierto al culto.

 

 

 

Fachada principal de la catedral

 

 

 

 

 

A lo largo de los siglos, XIV y XV se continúan las obras, con la torre del reloj y el remate de los hastiales, y no es, hasta finales del siglo XV, cuando se considera definitivamente terminada la catedral.

A partir de esta fecha, casi recién consagrada ya empiezan los primeros fallos; en parte por culpa de la cimentación y en parte por la calidad de la piedra.

 

 

 

Torre campanario del siglo XV

 

 

Estos defectos de construcción trajeron como consecuencia continuas reparaciones, como la sustitución de la bóveda central, que se hundió a mediados del siglo XVII, por una linterna que, más tarde, en 1859, hubo que derribar para evitar nuevos derrumbes. Aunque esta última decisión no evitó el hundimiento del hastial sur.
 

 

Años más tarde, y gracias al buen sentido del arquitecto Juan Madrazo, se consigue evitar el peligro de ruina total que amenazaba a la catedral.

 

Este arquitecto reconstruye las bóvedas y el hastial sur, y sus continuadores repararon fachadas, portadas y vidrieras.

 

 

 

 

CATEDRAL DE LEÓN

 

 

 En el año 1905 se vuelve a abrir la catedral de Santa María al culto, recuperándose para todos los amantes del arte una de las obras maestras del gótico español. La catedral de León presenta tres fachadas, la principal, llamada de la Virgen Blanca, está enmarcada por dos potentes torres de diferente altura; una se construyó entre los siglos XIII y XIV, y la otra es del siglo XV.
 

Dividida en dos cuerpos, el cuerpo inferior presenta tres portadas de arcos muy apuntadas y separadas por gruesos pilares; la central de dos vanos, en cuyo mainel aparece una estatua de la Virgen Blanca, copia del original que se conserva en la capilla central de la girola, que da nombre a la fachada, es la más hermosa de las tres, aunque todas ellas presentan notables relieves y esculturas.
 

 

 

 

Portada de San Froilán

 

 

 

 

 

 

 

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Imagen de la Virgen Blanca en el Parteluz de la Portada principal y detalle de los pináculos

En el tímpano de la portada central se describe el Juicio Final; bajo la figura de Cristo Juez se ve a San Miguel, en el centro, que pesa las almas y forma una línea divisoria entre los condenados y los salvados.

 

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Vista de los Reyes Magos              Anunciación a la Virgen                                                                                                    Nacimiento de la Virgen                Nacimiento de Jesús

 

 

En las jambas y arquivoltas figuras de santos y apóstoles. Las otras dos portadas están decoradas una con temas sobre la Virgen y otra con escenas de la Natividad.

Sobre las portadas se levanta el hastial o segundo cuerpo ocupado, casi en su totalidad, por un gran rosetón bajo el que se abre un triforio de tracería, todo ello rematado por un gablete en el que aparece una hornacina con el tema de la Anunciación. La fachada sur, llamada de San Froilán, es de estructura similar a la anterior con tres portadas, rosetón y gablete.

En la portada central presenta la estatua del santo que da nombre a la fachada, y que es además patrón de la diócesis.

 

 

 

Conjunto de la vidriera del ábside

 

 

En el tímpano aparece la figura de Cristo en su Majestad, con los evangelistas, apóstoles y reyes en las jambas y arquivoltas. La fachada norte, dedicada a la Virgen del Dado, tiene menor interés escultórico y artístico.
 

Una de las características de esta catedral y que la hace especialmente atractiva es la gran luminosidad de su interior, gracias a la luz que se filtra a través de uno de los conjuntos de vidrieras góticas más bellos de España.
 

 

 

 

INTERIOR NAVE CENTRAL. ÓRGANO

 

 

 

El templo, de planta de cruz latina, tiene tres naves hasta el crucero a la cabecera, rematándose con un amplio ábside con girola.
 

Todo el conjunto del templo produce una extraña sensación de ligereza dadas sus dimensiones (91 x 40 x 39 metros) reforzada por los esbeltos haces de columnas que soportan las elegantes bóvedas de crucería que se alzan a gran altura, hasta 30 metros en la nave central.

Esa sensación de fragilidad se acentúa con el triforio, abierto por sus dos caras, que recorre el templo por encima de los arcos apuntados que separan las naves y por los más de 130 ventanales que se abren por encima del triforio y en las naves laterales.
 

Esta gran extensión de vitrales, realizados entre los siglos XIII y XIV en su mayoría y repartidos por ventanales, triforio y rosetones, forman un gran conjunto que mezclan con gran armonía arquitectura, vidrio y color.

Los temas, como los artistas que trabajaron en ellos, son variadísimos: los primeros maestros como Adam y Fernán Arnol realizaron las vidrieras de las capillas de la girola y parte de los rosetones de la fachada principal y el claustro.

En ellas aparecen temas del Antiguo y Nuevo Testamento, Apóstoles, Profetas y evangelistas.
 

De los siglos XIV y XV son los ventanales bajos y los del claristorio, obras de artistas como Juan de Arquer o Alfonso Díez.

En ellos se pueden ver temas alegóricos de los vicios y virtudes, motivos vegetales o conceptos filosóficos y matemáticos.

En el siglo XVI trabajaron en la catedral dos maestros importantes, Diego de Santillana, responsable de las vidrieras de la capilla de la Virgen del Camino, y Rodrigo de Herreros, autor de la capilla de la Virgen Blanca.

 

 

 

VIDRIERAS NAVE CENTRAL

 


Los siguientes siglos, del XVII al XX fueron de reformas y restauraciones ya que, como el resto de la catedral, también las vidrieras sufrieron por la defectuosa construcción. En el siglo XIX el arquitecto Juan Bautista Lázaro tuvo que rehacer, un excelente trabajo por cierto, casi por completo este magnífico conjunto de vidrieras.
Muy cerca del crucero, en la nave central en cuya realización colaboraron Juan de Malinas, Diego Copin y Alfonso Ramos. Dividido en dos, coro del Obispo y coro del Rey, la doble sillería de ambos coros presenta una bellísima obra tanto en respaldos como en misericordias; escenas bíblicas, profetas, santos y santas.

De entre las capillas destaca la mayor que conservó durante mucho tiempo un retablo gótico de Nicolás Francés de gran tamaño y que, tras la rehabilitación del templo, salvando lo que se podía se montó uno nuevo con parte del antiguo al que se le añadieron pinturas procedentes de otros lugares.

Las tablas originales de francés que hoy se pueden ver son La Presentación de la Virgen en el templo, San Froilán en el desierto, Visita de Alfonso III a San Froilán, San Froilán consagrado como obispo de León y la llegada del cuerpo de Santiago a Compostela.

Otras dos capillas de gran interés son la del Rosario y la de la Virgen Blanca. La primera conserva el sepulcro del obispo Diego Ramírez de Guzmán, del siglo XIV, de buena talla, con la figura yacente del obispo sobre la tapa.

 

 

DETALLE DE LAS VIDRIERAS

 


La segunda, una de las más antiguas de la catedral, es donde se encuentra la escultura original de la virgen que estuvo en el parteluz de la portada principal; una bella escultura en piedra, a tamaño natural, del siglo XIII. A ambos lados de la imagen hay dos sepulcros góticos, el de la condesa doña Sancha, con escenas relativas a la vida de la difunta, y el del infante Alfonso que las armas esculpidas en el frente del sarcófago.
Frente a esta capilla se encuentra la tumba del rey Ordoño II que se realizó en dos épocas distintas en los siglos XIII y XV, lo que queda patente en las esculturas que la decoran.

Desde el brazo izquierdo del crucero se accede al claustro de la catedral.

Este gran patio cuadrado se construyó en dos etapas, la primera en los siglos XIII y XIV y la segunda en el siglo XVI, lo que le ha dado un aspecto muy peculiar, a caballo entre el gótico y el renacentista; las cuatro galerías se cubren con bóvedas nervadas decoradas con elementos renacentistas en las claves, las columnas abalaustradas sostienen arcos apuntados y la escultura mezcla la sobriedad del gótico con caprichos decorativos del más puro estilo plateresco.

 

 

 

 

 

 

Detalle de una de las vidrieras

Varias capillas se abren al claustro con numerosos y bellos sepulcros góticos y renacentistas imposibles de enumerar aquí que conviven con los magníficos restos, por desgracia, de las pinturas murales que encargaran al maestro Nicolás Francés en el año 1451.

Por último queda por reseñar que la catedral posee dos excelentes museos instalados en antiguas dependencias con piezas que van desde la Prehistoria hasta el barroco; orfebrería, pintura, retablos, escultura, códices y hasta una escalera plateresca, obra de Juan de Badajoz, por lo que se subía a la antigua Sala Capitular, hoy parte del museo.

 

 

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