CATEDRAL DE SEGOVIA

 

 

Vista de la catedral de Segovia

 

 

En la parte alta de la ciudad de Segovia se alza una de las catedrales góticas más tardías de España que, por su elegante arquitectura, ha merecido el nombre de “Dama de la Catedrales Españolas”.

 

La primera catedral segoviana, la de Santa María consagrada en el año 1228, construida en estilo románico, duró tres siglos, pero las guerras comuneras del año 1521, acabaron con este resistente edificio que fue construido casi en su totalidad; tan sólo quedó en pie el claustro, aunque se salvaron algunos retablos y vidrieras que se incorporaron a la nueva edificación.

 

 

 

 

 

 

La nave central, con la reja del coro

 

 

Cuando hubo que rehacerla, se hizo en estilo gótico; un arte en decadencia que empezaba a dejar paso a una nueva concepción artística, la renacentista.

La primera piedra del nuevo templo se colocó el 8 de junio de 1525, en presencia del obispo de la diócesis don Diego de Ribera que había encargado el proyecto a Juan Gil de Hontañón primero y Juan Mugaguren después continuaron con esta magna obra que no se finalizó exteriormente hasta los primeros años del siglo XVII.

 

El trabajo d decoración interior también duró largo tiempo, ocupando casi dos siglos, pero al fin se pudo consagrar la catedral en julio del año 1768 siendo obispo de Segovia por aquél entonces don Juan José Martín Escario.

 

 

 

 

TRASCORO DISEÑADO POR vENTURA RODRIGUEZ

Es tan amplio el plano de la catedral de Segovia, que para su emplazamiento tuvieron que derribarse más de cien casas además del convento de Santa Clara, cuya iglesia se respetó y estuvo abierta al culto hasta la consagración de la nueva catedral.

 

Su aspecto exterior es grandioso, sobre todo si se contempla desde la cabecera, por la quebrada línea de su ábside cuajado de ventanales, contrafuertes, agujas, cresterías y arbotantes; la airosa cúpula y la elegante torre, rematada a su vez por una cúpula.

 

Se reconoce con facilidad desde fuera la masa que forman las tres naves principales, el crucero y la girola; vista por detrás esta catedral recuerda, en cierta manera, a la de León por lo quebrado de su silueta, pero, para ser igual de bella le falta mayor elegancia en las fachadas, tanto del sur como del oeste, que se armoniza mejor con la decoración del ábside.

 

 

 

 

 

BÓVEDAS DE CRUCERÍA DEL PRESBITERIO
 

En la sencilla fachada de este templo destacan dos cosas; la gran mole de la torre del siglo XVII que alcanza casi los 100 metros de altura y los 15 de lado, y la decoración de la cabecera en la que, entre sólidos contrafuertes, aparecen delicados ventanales ojivales, agujas, cesterías y pináculos. La torre se adorna con arquillos ciegos entre contrafuertes terminados en pináculos entre los que surge una cúpula pétrea octogonal.

La portada principal, llamada del Perdón, está formada por una serie de arcos superpuestos encuadrados en un alfiz.

Es notable la escultura de la Virgen que aparece en el parteluz. Flanqueando la portada central, otras dos más pequeñas de arcos trebolados, completan la sobria fachada de la catedral.

En la fachada norte bastante más recargada de adornos que la principal, se abre otra de las portadas de acceso al templo, en este caso en estilo clásico, la de San Frutos, patrono de la ciudad.

La planta de la catedral es la típica de la época, es decir tres naves de cinco tramos cada una y capillas laterales, crucero y cabecera poligonal con girola.

El interior llama la atención por su amplitud, 105 metros de largo por 50 de ancho y la altura de la nave central que, además, no es mucho más alta que las laterales.

Las naves se cubren con bóvedas de crucería estrellada y se separan por medio de amplios arcos apuntados y esbeltos pilares de tres metros de diámetro, sin capiteles, cuyas nervaduras se continúan en las bóvedas.

 

 

 

 

INTERIOR DE LA CATEDRAL

Justo debajo de las bóvedas se abren grandes ventanales de triple vanos con vidrieras renacentistas.
 

Dentro de la nave mayor, el coro, se cierra por una gran verja de 1729 forjada por Antonio Elorza.

Detrás aparece el trascoro, obsequio de Carlos III, en mármoles y jaspes, realizado por Ventura Rodríguez en el año1784.

Aquí se encuentran, en una urna de plata repujada, los restos de los santos segovianos, Engracia, Frutos y Valentín.

En las hornacinas laterales y cuerpo superior hay estatuas de otros santos.

Por los lados, los muros son estucados y con hornacinas para los cuatro evangelistas.

 

 

 

 

EXTERIOR DE LA CATEDRAL, VISTA DE LOS PINÁCULOS

En el interior la sillería del coro, del siglo XV pero completada en el XVIII, formado por dos filas de sitiales labrados con motivos geométricos de variadas combinaciones.

Sobre la silla episcopal se puede ver el escudo del obispo Juan Arias Dávila y en las de los extremos los de Enrique IV y su esposa.

En la capilla mayor, ojival, consagrada a la Virgen de la Paz, hay un interesante retablo de finales del siglo XVIII en mármol y bronce.

En el centro la imagen de la Virgen sedente con el niño sobre las rodillas; una hermosa imagen del siglo XVIII, realizada en madera y marfil por el artista italiano Antonio Vendeti.
 

A ambos lados de esta imagen las esculturas de San Frutos y San Geroteo.

En el lado norte de la nave se abre la capilla de la Piedad, realizada a mediados del siglo XV y cerrada por una verja gótica.

 

 

 

VISTA DE LA CATEDRAL

En su interior hay un interesante tríptico de gran tamaño, realizado en el siglo XVI por el pintor Ambrosio Benson, en el que se representa el Descendimiento en el centro y las figuras de San Miguel y San Antonio a los lados.
 

Bajo la torre está la capilla de Santa Catalina que alberga una gran custodia procesional de plata y, el sepulcro del infante don Pedro, hijo de Enrique II.

La capilla del Cristo del Consuelo, en el crucero, sirve de acceso al claustro y se cierra con una reja del mismo estilo que la capilla anterior, aunque es este caso tiene un coronamiento plateresco.

Lo más interesante de esta capilla es la portada del claustro, en piedra policromada, que se construyó a finales del siglo XV y procede de la antigua catedral.

 

 

 

 

 

 

DETALLE DEL CIMBORRIO

La traza pertenece a Juan Guas y la decoración escultórica se debe a la mano de Sebastián de Almonacid.

Es una puerta ojival en cuyo tímpano aparece el grupo de “la Piedad” y, a ambos lados, San Juan y la Magdalena.

Las arquivoltas se adornan con ángeles bajo doseles y las jambas con las figuras de los santos Pedro, Pablo, Santiago y Juan.
 

El claustro, como ya dijimos único vestigio de la primitiva catedral, es obra también de Guas.

De planta cuadrada, se abre con cinco grandes ventanales en cada una de las galerías, y se cubre con bóvedas nervadas.

 

 

 

 

 

EXTERIOR DE LA GIROLA

Las ventanas se adornan con una elegante tracería de líneas sinuosas y formas acorazonadas que se apoyan sobre delicadas columnillas rematadas por pequeños capiteles.

 

VISTA NOCTURNA DE LA CATEDRAL
 

Otras muchas piezas artísticas, además de las mencionadas, se pueden encontrar en esta catedral no sólo en las capillas, sino también en el claustro o en la sala capitular, por ejemplo, las vidrieras renacentistas, obras de artistas como Nicolás de Vergara, Gualter de Rouch o Pierre de Chiberri; las esculturas de Juan de Juni y de Gregorio Hernández; un retablo de cerámica de Zuloaga; cuadros de Van Dyck; una pila gótica decorada con escudos; tapices flamencos; códices miniados.

 

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