GUADALAJARA
Palacio del Infantado fachada principal
El Palacio del Infantado está en la Avenida del Ejército, entrada principal de la ciudad de Guadalajara. La visibilidad de la fachada es total. Ocupa el mismo lugar en que en el siglo XIV, el primer Mendoza, Pero González, levantó sus casas principales.
Es
la mansión de los Duques del Infantado, titulares del mayorazgo de los Mendoza,
que fundó en el siglo XIV Pero González.
Iñigo López de Mendoza, segundo duque del Infantado, casado con doña María de
Luna, hija del condestable don Álvaro, inició las obras en 1480, ocupándolo en
1496, aunque en 1483 ya estaba terminada la fachada y el patio.
Fue residencia ocasional de la mayor parte de los reyes españoles.
En 1487 y 1494 estuvieron los Reyes Católicos (en el segundo año estando enfermo
el Cardenal Mendoza). El tercer Duque alojó en 1502 a doña Juana la Loca y a
Felipe el Hermoso.
Portada; destacan las columnas y la decoración. En lo alto, escudo de los Mendoza
En 1510, hospedada por Diego Hurtado de Mendoza, estuvo la segunda mujer de Fernando, Germana de Foix. En 1525, en el salón de Linajes, Francisco I, rey de Francia. El cuarto Duque, Iñigo López de Mendoza, alojó a Carlos V en 1533, 1535 y 1543, camino del Norte y viniendo de Toledo.
En el siglo XVII viene a menos la preeminencia de la casa del Infantado. Felipe IV, de camino a Aragón, se hospeda en 1626 y 1632.
En 1679, Carlos II y en 1710, Felipe V antes de la batalla de
Villaviciosa.
En la invasión francesa
sirvió como residencia del general francés Hugo, gobernador militar de
Guadalajara y padre de Víctor Hugo.
Patio de los Leones, con doble galería de arcos
En 1878, el duque de Osuna e Infantado, don Mariano Téllez-Girón y Beaufort, realizaba una venta-donación al entonces Ministerio de la Guerra para que se instalara el Colegio de Huérfanos de la Guerra, que se inauguró por Alfonso XII y el arzobispo de Toledo en 1879.
Patio de los Leones, decoración de los arcos
En la
Guerra Civil se abandonó y destruyó, pasando al duque del Infantado y al
Ayuntamiento, que lo donaron al Ministerio de Educación Nacional para actos
culturales.
Es de estilo primer Renacimiento español, con alargada fachada de sillería con dos superpuestas galerías de arcos de medio punto sobre columnas.
En 1569,
Iñigo López de Mendoza, quinto Duque, hizo reformas en el interior y en la
fachada, quitándole suntuosidad.
Galería de poniente que da al jardín del palacio
Intervinieron en su diseño y dirección de obras, Juan Guas, uno de los mejores maestros de su época, que intervino en el castillo del Real de Manzanares, en San Juan de los Reyes, la catedral de Toledo, la Hospedería Real de Guadalupe.
Es el arquitecto más representativo del estilo gótico-mudéjar, que une lo europeo y lo hispano-árabe.
Como decorador y estilista., Egas Cueman, flamenco, que vino con su hermano Hanequín de Bruselas, decorador exquisito que trabajó con Juan Guas.
Doble galería de la fachada de poniente
La gran
mayoría de artesanos que trabajaron en el palacio eran moriscos.
En un edificio de corte gótico de tradición flamenca con simbiosis de estilos
arquitectónicos.
Su estructura es cúbica, con gran fachada plana, cerrazón de muros y aire de edificio militar.
Su planta es cuadrada y el patio ligeramente alargado de norte a sur, colocado en el centro.
Arcos de la galería de poniente
Ante la fachada, una gran plaza que da mayor suntuosidad al palacio. Frente al palacio, el segundo Duque levantó las caballerizas.
Al oeste pasaba la muralla de la ciudad.
De las cuatro alas que rodean al patio, la del
sur servía para habitaciones privadas de los duques; la del oeste, a la vida
pública, destacando el Salón de Linajes; la del norte, la fachada para la vida
veraniega y la del este, para la servidumbre.
Esta construido de piedra, con sillares con cabezas de clavo y zócalo de piedra porosa.
Fachada principal; galería de ventanales y garitones sobre friso corrido de mocárabe
La puerta
aparece descentrada en la fachada se flanquea de dos gruesas semicolumnas
cilíndricas.
Cubren toda la superficie una fina trama de rombos, entre los que aparecen
medias esferas. Rematan las columnas una cornisa colada de mocárabes, que se une
sobre el resto de la puerta en friso corrido.
Entre las semicolumnas y el friso está la puerta, con alto arco apuntado, con
larga frase tallada. El vano se remata con arco conopial y rebajado. El tímpano
tiene profusa decoración gótica, con florón, corona ducal y escudos de los
Mendoza y Luna. La planta baja no tuvo vanos hasta la reforma del quinto duque,
que abrió varias ventanas y una puerta. En la segunda planta, cinco balcones
moldurados, rematados en frontoncillos con el escudo de armas del quinto duque.
En la superior, galerías de ventanales y garitones, con basamenta apoyada sobre
el friso de mocárabes que recorre la fachada. Arcos conopiales separados por
columnillas centrales, con tracería gótica. Flanqueando el garitón,
gruesas
columnas. El resto de la galería está formado por partes de ventanales entre los
garitones. Es muy típica la disposición dela galería alta como ejemplo de la
decoración suspendida a que recurre el arte hispano en sus edificios, sobre todo
los de herencia musulmana.
Pasada la puerta, el zaguán, cubierto de
escayolas y con dos ventanales herrerianos. Se entra directamente al Patio de
los Leones, de forma cuadrilátera, con doble galería con arcos conopiales
mixtilíneos en la galería baja y con mayor complicación en la superior. Las
columnas son dóricas, sin decoración, sobre las que rematan escudos de la corona
ducal. El paramento de la galería superior presenta parejas de grifos
afrontados. En el ángulo noroeste se abre un gran paso hacia la escalera de
honor. Por una de las puertas del ala de poniente del patio, se pasa a la
galería de doble arcada superpuesta que da sobre el jardín del palacio, jardín
morisco.
En el interior, destacan el Salón de Linajes y las bellas pinturas del pintor
florentino Cincinato (Sala de Batallas, Caza,…)
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